Vamos a llamar mente obsesiva, a algo como a continuación voy a explicar. Pasando los días de Pascua, algunos haciendo reparaciones en casa y algún otro saliendo a hacer marcha con mis amigos y disfrutando de un día de deporte al aire libre, además del conocimiento de entornos nuevos para mí, picnic y buena conversación entre amigos.
Suena el teléfono y alguien me da un disgusto, no es necesario ni explicar de que se trata, para que me entendáis seguramente estáis disfrutando del día ajenos a todo y alguna vez en vuestras vidas o sucede algo parecido.
Continuando: suena el teléfono y alguien al otro lado del aparato no está de acuerdo con algún trato que hizo contigo y quiere que le des una solución inmediata. Bueno primero de todo, es el primer día que salgo después de 3 días en casa haciendo trabajillos de chapuza en casa y el primer día que se puede disfrutar de estar con tus amigos, ¿que haces? lo dejas todo y buscas una solución para el otro, o ¿por el contrario elijes darte el mimo y cuidado que bien te mereces al fin?
Sea cual sea la solución ideal para ambos, estoy segura que no es: que a partir de ese momento, ya no escuchas lo que dicen tus amigos, tu mente está absorta en la conversación que mantuviste hace unos minutos, sigues repitiéndote las palabras de unos y de otros, recorriendo la conversación en busca de errores, buscas una solución, te respondes a ti mismo tratando de justificarte, viendo que no encuentras una solución grata para alguno de los dos, prefieres y decides que al menos si tiene que sufrir alguien que sea el otro.
Por el contrario: Resulta que has perdido tu paz, el momento de disfrutar de tus amigos se desvaneció, tienes una lucha mental, con un pensamiento obsesivo que posee tu mente y tu tiempo. Y como me pasó a mi, esto me ha estado ocurriendo durante 3 días posteriores a la llamada de teléfono.
¿Que he ganado? Un dolor de cabeza impresionante, unas dudas horribles, una obsesión sin sentido.
¿Que he perdido? Mucho tiempo, tiempo con mis amigos, paz que para mi es muy importante.
Simple reflexión, nos obsesionamos en algunas ocasiones con guerras que ni se ganan ni se pierden sin darnos cuenta que en realidad perdemos mucho más de lo que valoramos.
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Cuanta razón Cristina, nos dejamos llevar por esos pensamientos que yo considero de poca utilidad y cuando nos damos cuenta estamos metidos en una espiral que no tiene fin. Ayyy el ego siempre nos juega estas malas pasadas!! Un besote
Muchísimas gracias por tu comentario!! 😉 Te lo agradezco enormemente.